Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

jueves, 10 de agosto de 2017

PUREZA SOCIALISTA

El diputado socialista por Asturias, Antonio Trevin, ha dejado su escaño por discrepancias con la actual dirección de PSOE. Su decisión me parece honrada. Cuando uno no se encuentra cómodo, cuando sus ideas son minoritarias en cualquier colectivo, lo más noble, me parece, es dar un paso atrás. Pero en sus declaraciones, al hacer público su anuncio, ha deslizados unas palabras que no me parecen justas, o al menos inexactas, al no matizarlas fijando el momento. Ha dicho que: "está desapareciendo la fraternidad entre los militantes, que era una de las señas de identidad del socialismo, donde cada vez tiene más presencia la confrontación". Puede que la “fraternidad” haya disminuido en estos últimos meses, pero habría que matizar que si lo ha hecho realmente, habría sido a partir del infausto golpe palaciego del 1 de Octubre, el que de alguna forma él apoyó.
Pero lo que me ha llevado a redactar estas líneas ha sido, básicamente, la lluvia de comentarios intolerables, demagógicos y totalitarios, que han acompañado la noticia en las redes. Y sí, ya sé que es una batalla que nunca ganaré. Pero no puedo callarme, ante lo que considero un grave ataque, al funcionamiento democrático de una organización como la del PSOE.
No voy a reproducir los comentarios más soeces y ofensivos. Sólo referiré que algunos llegaban a decir que, que bien que se fuera y nos dejara en paz a los socialistas de verdad ¡Que bonito "los socialistas de verdad"! ¿Y quien decide quienes lo son o no? ¿Quien reparte los certificados de socialistas de "verdad? Y otros le tachaban de desconocer lo que era la pureza y la ética socialista. Y yo me pregunto ¿que tribunal dictamina la pureza socialista, o que es exactamente eso de la "ética socialista"? Llevo 43 años en el PSOE, y aún nadie me ha examinado de ética, ni de pureza socialista ¿Vamos a comenzar ahora con tribunales de depuración, en la mejor tradición del estalinismo? ¡Venga ya!
Parecería como si muchos socialistas, estuvieran hoy de acuerdo con las concepciones políticas de Schmitt, en las que, teóricamente, el pueblo ocupa una posición de portador del poder supremo, pero a la vez aparece como incapaz de gobernarse. Por eso la voluntad general democrática, va asociada con el poder de un individuo o una minoría para plantear cuestiones al pueblo, que dependería totalmente de tales iniciativas, siendo su única facultad la de refrendar o rechazar. Porque al final, y esta es la clave, todo lo que es político se funda en la distinción entre amigo y enemigo. El Estado no es en sí mismo político, sino solo cuando puede distinguir al amigo del enemigo, tanto en cuanto al interior como al exterior. Por lo que respecta a la sociedad, al politizarse se convertiría en comunidad, y el Estado se fundaría, apoyándose en esta comunidad política, en un Pueblo. Los puros, los virtuosos, contra los enemigos.
Todo eso me retrotrae inevitablemente y para mal, a los años de mi juventud allá por los sesenta del siglo pasado. La historia estaba hecha de buenos y malos, y los malos eran los que no estaban con nosotros, el muro de Berlín garantizaba la pureza, la democracia burguesa contaminaba el aire y las cañerías. La izquierda era de izquierdas y el infierno eran los otros ¿En medio? En medio no había nada ni nadie. Puede pasar hoy en Venezuela o en Nicaragua o en Cuba, cualquier cosa que no nos guste, que si está protagonizada por los nuestros, debe ser buena. Y en mis tiempos nos ocurría con la URSS, con Cuba, Rumanía, incluso con las Brigadas Rojas, con la Baader Meinhoff, hasta con ETA… ¿Son los nuestros? ¡Algo bueno tendrán!
Hoy nos recuerda Juan Cruz en El País, que hay un libro que cura aquel mal de bajura, que acepta que lo de los nuestros es lo mejor, lo único. Ese libro es “Tumulto” (Malpaso 2015) de H. M. Enzensberger, que vivió aquellas revoluciones, convencido de quien eran los nuestros. Hasta que, pasadas las décadas, se encontró consigo mismo en el espejo y se preguntó: pero ¿dónde estaban mi corazón y mis ojos? ¿Y yo era también de los nuestros?
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 10 de Agosto del 2017.

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