Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

martes, 2 de mayo de 2017

MI VOTO SERÁ PARA PEDRO SÁNCHEZ

Me parece que, aunque de modo poco consciente, hace ya tiempo que sabía que mi voto sería para Pedro Sánchez.
Desde el primer momento supe con certeza, que ni harto de vino votaría a Susana Díaz. Tengo que reconocer que cuando ella surgió de la nada, para sustituir a Griñán, durante un tiempo tuvo mi apoyo: una mujer y joven, pensaba, se pondría manos a la obra para renovar la organización andaluza. Pero mi gozo en un pozo. Enseguida se transparentó su ambición desmedida y sus mañas aparateras. Todos aquellos equilibrios para negar su apoyo explícito a Pedro, ya Secretario General elegido por los militantes y, según se decía, su apoyo desde la sombra, al complot para derribarlo, me ponían de los nervios, me indignaban. Pero también mi discrepancia con el ser del socialismo andaluz, clientelar y rural, caciquil (se entiende que me estoy refiriendo al aparato, no a los militantes). Por supuesto que el voto rural, tiene el mismo valor en sí, que el voto urbano, y lo respeto profundamente. Pero el voto urbano, más cosmopolita, más transformador, menos conservador, más progresista, más joven (desdeñando por supuesto, el apoyo de esos urbanitas chics, “gauche divine”, populistas donde los haya) es el que debemos recuperar, si de verdad le queremos dar un buen meneo a nuestras estructuras e instituciones. Así que defendiendo ese modelo, de muchos de los líderes actuales del socialismo sureño, de patriotismo casposo, no me encontrará nadie.
Luego está Patxi López. Estoy más que convencido de que es un buen tipo, una persona honrada y cabal. No me creo esas visiones conspiratorias, que lo presentan como un tapado del aparato para restar votos a Pedro. Creo que se precipitó de buena fe. Cuantas veces he repetido, lo conveniente que resulta tomarse un tiempo, no sólo para reflexionar, también para permitir que fluya el río de Heráclito, y nos aclaré el agua en la que tendremos que nadar. Pienso que ni el propio Pedro, estuvo seguro de presentarse a primarias de nuevo, hasta que comenzó a llegar el empuje de las plataformas, que se formaron inesperadamente, movidas por la justa indignación, ante lo ocurrido en el Comité Federal del 1 de Octubre. Y en esas pocas semanas de indecisión, algunos secretarios locales, muy preocupados por su futuro y que no se veían apoyando a Susana, convencieron a Patxi de ser su paladín. De repente se presentó Pedro de nuevo, y no tuvieron la flexibilidad necesaria, esa ágil cintura imprescindible en política, para rectificar sobre la marcha. Y ahora se encuentran encerrados en una trampa mortal, y en un espacio de nadie, o de casi nadie. Me gusta Patxi, repito, su racionalidad, su templanza, su bregada historia en el socialismo, pero no le veo con el carisma necesario, con el suficiente empuje, para conducir las emociones controladas de los militantes. No me parece que su candidatura sea, la que pueda detener el terrible fiasco que constituiría la victoria de Susana.
Foto cortesía de mi buen amigo Juan Ramón Pons
Y ya sólo me quedaba Pedro. Admito que no me gusta y me preocupa, ese martirologio y mesianismo que detecto, en algunos de los más enfervorizados fans de su candidatura. En una carta a Lucy M. Donnelly, Russell aconsejaba, para cualquiera que quisiera fundar una nueva religión: “Que muera en la cruz, y resucite al tercer día”. Parece que algo así piensan algunos “supporters”, que ha hecho Pedro: morir en la cruz del Comité Federal, y resucitar al tercer mes. Y como Pedro no tiene un pelo de tonto y lo sabe, cuando en algún mitin la emoción se reposa, él lo recuerda: “pagué un alto precio” (morí en la cruz), y la emoción se dispara de nuevo. Un poco demagógico es siempre este momento, pero ¿quien en política no ha recurrido de vez en cuando, al truco de halagar las emociones y pasiones? Me mosquean los caudillos y salvadores, aunque, “mea culpa”, algo de ello tenía Felipe cuando yo le apoyaba. No me gustan los que se hacen los mártires en política, a ella hay que llegar ya bien llorados. Pero también es verdad, que los gestores del golpe palaciego contra Pedro, no se han leído ni el primer artículo del catón político, aquel que aconseja: no hagas jamás de tu adversario un mártir.
Por muchas de esas cosas, y como no urgía, me tomé un tiempo para reflexionar. En esas semanas de espera, apareció el documento programático de la campaña de Pedro. Me lo leí con detenimiento de cabo a rabo. Y me encantó. Algunos de mis mejores amigos, de esos que siempre, desde Suresnes, han, hemos, estado continuamente al frente de la regeneración y puesta al día del partido (Pepe Borrell, Manu Escudero, Cristina Narbona, José Félix Tezanos…) fueron manifestando en público su apoyo a Pedro, e implicándose en su campaña. Anne Hidalgo, la alcaldesa gaditano-francesa de París, una mujer que me fascina, y una de las pocas mentes brillantes que parecen quedar aún en el partido socialista francés, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, y arriesgando bastante a mi parecer, se decantó claramente por el apoyo a Pedro. Eso para mí, fue un aldabonazo de atención. Y como no hay dos sin tres, nos sacudió la famosa y nefasta foto, de toda la nomenclatura histórica del PSOE, apoyando a Susana en Madrid. Eso ya era la repanocha. Era a mí entender, un suicidio colectivo. Ya no me quedaron dudas. Pero si alguna hubiera sobrevivido, se ahogó en mi escueta charla con Pedro en persona.
La famosa y nefasta foto
Soy un acérrimo defensor de la democracia representativa en el PSOE, frente a la directa y asamblearia. De la existencia de organismos de control y debate, como muros que se interpongan a las potenciales veleidades caudillistas, y resultados de demagógicos plebiscitos. Pero también de que todo ello se balancee hoy, por un funcionamiento que dé más voz y poder a los militantes, cuya opinión se consulte a la hora de las decisiones de calado, como por ejemplo el de las coaliciones de gobierno, la elección de los líderes, y la de los principales candidatos a instituciones públicas.
Quiero un PSOE auténticamente socialdemócrata, reformista de verdad, anclado en la izquierda transformadora, no populista, sin veleidades neoliberales de políticas austericidas, autónomo frente a los poderes económicos y mediáticos. Que sepa, en la realidad plural de hoy en las instituciones, conformar mayorías para gobernar, y remar hacia una sociedad más justa, más solidaria, más diversa. Que reforme la Constitución del 78, preservando todos sus valores de convivencia, libertad y solidaridad. Que apueste por una España profundamente federal, respetuosa con su diversidad, y consciente de que esa pluralidad cultural, histórica y social, es un activo que nos enriquece a todos. Que apoye una Europa superadora de los Estados nación, acogedora para los inmigrantes, internacionalista, diversa, solidaria con los débiles, plurilingüe, laica.
Foto cortesía de mi buen amigo Xim Chinchilla
Y modestamente pienso, que hacia esa sociedad, hacia esas España y Europa, con las que sueño desde niño, la candidatura de Pedro Sánchez, hoy a la Secretaría General, y mañana a la Presidencia del Gobierno, es la que más adecuadamente nos puede llevar.
Es verdad que asumir los nuevos desafíos exige valor y que, cuando el futuro es incierto, el temor y la inseguridad que sobrevienen, nos pueden llevar a refugiarnos en el pasado. Yo soy un historiador que investiga y valora el pasado, para aprender del mismo Pero ¿se puede construir un liderazgo sólo sobre el pasado? Evidentemente, no, salvo que la utilización del pasado sea tan sólo instrumental. Lo que sí parece cierto, es que no puede haber confianza en el futuro, sin un proyecto definido. Y el de la candidatura de Pedro nos gustará más o menos, pero es claro, y plasmado en negro sobre blanco.
Siempre he estado en la punta de lanza del regeneracionismo en el PSOE, primero en Suresnes, luego en 1979, después en las primarias Almunia-Borrell. Ahora sigo en el mismo sitio, en el núcleo de la renovación. Y si alguien no entiende la existencia de esta demanda regeneracionista, de nueva política, más ejemplar y más estética; y de nuevas políticas, más justas y más transformadoras, está adoleciendo de la visión necesaria que a todo dirigente político debe exigírsele. La política es anticipación. Si no entendemos el presente, si nos anclamos en nuestro glorioso pasado, si no sabemos interpretar correctamente los anhelos de nuestra sociedad, difícilmente aportaremos soluciones y el futuro se dará sin nosotros.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 26 de Abril del 2017.


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