Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

miércoles, 8 de febrero de 2017

LOS REYES NO TIENEN QUE SER FILÓSOFOS

Leyendo el libro de José Luis Pardo “Estudios del malestar” (Premio Anagrama 2016) me encontré con el siguiente y largo párrafo:
“Asistimos a la crisis de la Transición, crisis de sus hombres, de sus partidos, de sus periódicos, de sus ideas, de sus gustos, y hasta de su vocabulario… El más humilde de vosotros tiene derecho a levantarse delante de esos hombres que quieren perpetuar la Transición y decirles: ‘No me habéis dado maestros, ni libros, ni ideales, ni holgura económica; soy vuestro acreedor, yo os exijo que me deis cuenta de todo lo que en mí hubiera sido posible y no se ha realizado. No me disteis lo que tiene derecho a recibir todo ser que nace en latitudes europeas’. Salvo Pablo Iglesias y algunos otros elementos que componen estas Cortes, podrían considerarse continuación de las Cortes de 1978 acá”.
Según iba leyendo, más y más me sonaban esas líneas y consideraciones. Y de repente caí en la cuenta ¡Ortega! Me levanté (estaba leyendo ya la en la cama) y me fui a los tomos de las obras completas del filósofo. Y allí estaba, en el Tomo I
el famoso discurso de Ortega “Vieja y nueva política”. Sólo hay que sustituir “Transición” por “Restauración”, y “1978” por “1875” ¡et voilà! Y tener presente que el Pablo Iglesias que se cita, es el fundador del PSOE.
El mismo José Luis Pardo en su libro citado, dice que cuando encontró ese párrafo y comprendió las analogías, ante aquellas circunstancias y las de ahora, sintió una ligera sensación de mareo. Quizá aquel discurso era también un “significante vacío”, que se repetía de cuando en cuando, cambiando sólo algunos nombres.
La tesis de Pardo es doble. En primer lugar, que la doble pobreza que ha dejado la crisis, la económica y la política, puede acabar dinamitando el contrato social que garantizaba el Estado de derecho, que sustenta las libertades para la convivencia. En segundo lugar, la consideración del malestar como un negocio que se puede rentabilizar políticamente. Y en esa mutación del bienestar hacia el malestar, aparecen quienes pretenden capitalizar electoralmente este último, para lo que necesitan que no desaparezca el descontento, porque entonces se les acabaría la razón de ser.
Investiga también Pardo, cuales son los ingredientes intelectuales de esas políticas del malestar. Entre ellos, una cierta nostalgia de las vías directas, esa tentación de alcanzar el poder, eludiendo los procesos democráticos, lo que significa el resurgir entre nosotros, de pensadores como Carl Schmitt o Ernesto Laclau. Es falso defender – añade – que en España, antes del movimiento de los indignados y del 15-M no había pasado nada: 34 años de una democracia bastante sólida, levantada sobre las ruinas de una larga y cruel dictadura.
En mi opinión, uno de los capítulos más interesantes del libro, es aquel en que se analiza, como el movimiento político surgido de los acampados de la Puerta del Sol hizo que, casi de repente, la cultura española procedente de la Transición y del consenso del 78, envejeciera vertiginosamente, como les sucedía a los que abandonaban la mítica Shangri -La, en la película “Horizontes perdidos”. Y la propia alternativa entre derecha e izquierda, que había hegemonizado el juego político, parecía ahora algo anacrónico, y fue sustituida por la fractura entre lo nuevo y lo viejo, o entre los de arriba y los de abajo.
El libro contiene muchos más temas interesantes. A mí me ha gustado mucho, por ejemplo, el desarrollo del concepto de intelectual comprometido, y ¡como no! la famosa disputa entre Sartre y Camus.
“Pensamiento frente al panfleto, reflexión frente al exabrupto y reivindicación de una filosofía crítica, que no sea vasalla de la política: he ahí lo que propone este libro, una lúcida y argumentada advertencia, acerca del malestar en que vivimos y el que nos aguarda”, así reza la contraportada del mismo.
José Luis Pardo cierra su reflexión, vindicando su profesión de filósofo, y recordando la advertencia del viejo Kant: “No hay que esperar ni que los reyes se hagan filósofos, ni que los filósofos sean reyes. Tampoco hay que desearlo; la posesión de la fuerza perjudica inevitablemente, el libre ejercicio de la razón”.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 25 de Diciembre del 2016.

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