Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

lunes, 23 de enero de 2017

EL ÚLTIMO ILUSTRADO

Me temo que hoy no es popular, hablar bien de algún militante del partido, que no piense igual que uno. En general está mal visto, apreciar a aquellos que no gritan, no insultan, no son fundamentalistas, ni fanáticos. Seguramente votaré a Pedro Sánchez si al final se presenta. Pero he repetido ya varias veces, que me preocupa y me incomoda la compañía de pedristas dogmáticos y maleducados. Este es un ejemplo, de hace un par de días en Facebook, de lo que digo: “Patxi, hay traidores , golpistas y lameculos del partido popular. Tu por ejemplo te abstuviste para dark el gobierno a Mariano Rajoy y al partido popular. Esto que nombre tiene? Rastreros? Traidor? Vendido? Lameculos? Tu mismo puedes elegir. Vale ? Pues eso. TRAIDOR, TRAIDOR Y MUY TRAIDOR. COMO DIJO LABORDETA : A LA MIERDA. !!!!!!!!”.
En su día escribí una carta pública y dura a Javier Fernández, con motivo del golpe palaciego en el PSOE. No quito ni una coma de la misma. Sigo manteniendo las mismas diferencias políticas con la línea de la Gestora. Pero de la misma manera, que a mí no me parece contradictoria, recomiendo volver a escuchar la intervención de Javier, el otro día en el C.F. (https://www.facebook.com/psoe/videos/10157946138840004/).
Me extraña mucho comprobar como hoy muchos analistas, e incluso cuadros del partido, descubren la capacidad oratoria de un compañero ya veterano, y la profundidad ideológica de sus palabras, hilvanadas con estilo y sin ayuda de papeles. “Ha sido impresionante. Hacía años que no escuchaba un discurso de esta enjundia”, ha dicho Javier Lambán. Y uno se pregunta ¿por donde ha andado perdido el compañero Lambán en los últimos años?
Javier dijo muchas cosas sobre las que deberíamos reflexionar, sea quien sea a quien pensemos votar en las primarias. “Ser leal al partido es aceptar las decisiones que se toman en sus órganos de representación”. Es lo que hicieron Patxi López, María González, Adriana Lastra… y otros compañeros, que votaron abstención, aunque su postura había sido la del “No es No”. (Sobre ello, sobre lo del “voto en conciencia”, ya di mi opinión: https://senator42.blogspot.com.es/search/label/Voto%20en%20conciencia).
Todos los que hemos estado en puestos de responsabilidad orgánica o institucional, sabemos bien del choque de lealtades que se nos presenta con frecuencia: a uno mismo, a nuestro partido, a nuestros votantes y a nuestro país. También de ello habla Ignatieff en su magnífico libro “Fuego y cenizas”. Por ello dice Javier en su intervención: “Tuve lealtad cuando puse al partido rumbo a la abstención”. Pero porque las lealtades son múltiples y se nos presentan simultáneamente, también fueron leales los que votaron No hasta el final, los que se abstuvieron obedeciendo la decisión del C.F. aunque fueran partidarios del No, y los que se abstuvieron también pero por convicción propia.
Y otro de los párrafos de Javier que me encantaron: “Los guardianes de las esencias, los que presumen de pureza ideológica, y los que predican las verdades absolutas de los males de la Tierra y de los principios, no fueron ni más ni menos leales, que los que propusieron cambios programáticos, los que resolvieron dilemas electorales, o los que plantearon adaptaciones a la realidad, en cada tiempo y lugar”. Eso es a mí entender, tener una idea clara y lúcida, de lo que es y significa la política.
Para un partido como el PSOE hoy, abandonado por una parte importante de su electorado, derrotado en las urnas, y magullado por las divisiones internas – escribe José Ignacio Torreblanca – es un lujo tener a su frente un hombre tranquilo, que alardea en público de su moderación, y propone a sus compañeros anteponer la responsabilidad institucional y la lealtad al país, al cálculo electoral y de partido. En estos días de esencialismos, posverdades, insultos y descalificaciones, que importante es contar con alguien que tenga identidad y discurso (aunque no se esté de acuerdo al cien por cien con el mismo). Alguien además, que despliega esas características con toda naturalidad, especialmente al reivindicar la centralidad y oportunidad del proyecto socialdemócrata, como alternativa a los proyectos rivales del conservadurismo más rancio, el nacionalismo y el populismo. Y lo hace, en este tiempo dominado por la mercadotecnia política, los discursos escritos por montones de asesores, y la tiranía de los responsables de prensa y comunicación, en intervenciones sin papeles perfectamente hilvanadas, por las que no parece haber pasado ni la sombra de un argumentario, ni la sospecha de querer ofrecer un titular o un entrecomillado de prensa.
Como ha escrito también Torreblanca: son los discursos, intervenciones y entrevistas de Fernández, como él mismo, una “rara avis”en nuestro panorama político de hoy. Personalmente me gusta su tono elevado, que no pretende situarse por encima de quienes le escuchan. Y el contenido moral, pero que no pretende moralizar. Celebra la diversidad y el contraste de pareceres dentro del partido, pero lamenta su endogamia y la estrechez de miras, de quienes dedican más tiempo a hablar de los problemas internos, que de los de la ciudadanía.
Vivimos hoy malos tiempos para la política y la democracia. También para los defensores de los partidos y los parlamentos, como instrumentos esenciales para articular la representación de la ciudadanía, pero desacreditados por los abusos de muchos políticos de vuelo bajo, lealtades perrunas o ciegos dogmatismo. Sorprende más por eso, que el responsable circunstancial de un partido que intenta resurgir de las cenizas, sea capaz de sobrevolar el nivel medio de discurso hoy al uso, con tan aparente facilidad. Pero aún me sorprende más que en estos tiempos, en los que la política está inundada de ambiciosos, sin más cualidades que sus egos totalmente vacíos de contenido, el compañero Javier haga tan patente su desinterés por ocupar cualquiera otra responsabilidad, que no sea esta que ocupa hoy circunstancialmente.
Como ha escrito David Trueba, nadie pretende pensar que Javier Fernández sea el Zidane del PSOE, pero le llueven elogios por su temple dialéctico. Y es cierto que en todas las entrevistas que ha concedido – así me lo parece a mí – desde el trauma del desdichado C.F. ha tenido el acierto de no decir ninguna tontada. Lo que ahí es nada, si repasamos los medios de estos últimos meses. Y como es verdad que a todos se nos mide cuando vienen mal dadas – en tiempos de bonanza cualquiera puede ser el rey del mambo – es de admirar el temple de Javier en el centro de la borrasca que zarandea al partido. Con una calma y una flema, que uno diría más propias de un inglés que de un hijo de Mieres, él parece muy capaz de domesticar su ambición. Un raro ejemplo.

Palma. Ca’n Pastilla a 22 de Enero del 2017.

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